Por Sonia M. Rosa-Vélez
Llueve y no para de llover
Con una lloviznita cala huesos
Es una lloviznita
De las de a peso
Majadera,
Pequeñita
Y molesta
Que no para
De filtrarse por las grietas
Como una enfermedad
Que ya sin cura
Se riega por todas partes
En callada
Amargura.
sábado, abril 26, 2008
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