viernes, mayo 02, 2008

El Viejo

por Sonia M. Rosa-Vélez

El musical estaba a punto de comenzar. Yo estaba sentada en la última fila donde podía tener visión amplia, sin que nadie molestara mi visibilidad o se estuviera moviendo. Ellas llegaron empujando la silla de ruedas del anciano jorobado que apenas se sostenía sentado. Lo aparcaron en el pasillo, a mi lado. Yo pensaba que se iban a sentar por la inmediaciones cercanas al viejo, pero lo aparacaron, como quien deja un carro chocado en una esquina, y procedieron a sentarse bien lejos. El anciano tenia una mochila pequeña y comenzó a sacar cosas de ellas. Tenía una colección de cómics de esos que salen en el períodico nítidamente recortadas y las trataba de leer, mientras sus manos temblaban, en la luz tenue del auditorio. Yo lo miré por unos segundos, pero luego me distraje con los preparativos finales que tomaban lugar a último minuto para que el musical estuviera listo. Le hacían pruebas a los micrófonos que todavía chillaban y pegaban con cinta adhesiva cables aquí y allá.

Una mujer, percudida, apurada y convoz de fumadora se acercó a la silla de ruedas y le dijo al viejo:-"Papá necesito que firmes estos documentos ahora". Mientras rápidamente le ponía un bolígrafo en la mano a él y se viraba en mi dirección.
-"Señora"- me dijo en tono de orden militar.-"Necesito que firme este documento como testigo de esta transacción". La mujer me tiró el papel casi en la cara y yo leí por encimita algo de una venta de una propiedad. El pobre viejo no sabía ni donde estaba, la mujer le dirigía la mano para que firmara, y yo yo la miré con odio , le extendí el papel de vuelta y le dije: -" No"- Ella me miró con asombro mientras mascullaba algo de necesidad de testigos, notarios públicos y otras tantas cosas que me parecieron incoherentes.


El viejo durmió casi toda la obra. Yo no pude disfrutarla pensando en que el pobre viejo se iba a caer de la silla. LLegó el intermedio y otra mujer cincuentona vino a buscar al anciano. Yo me distraje comprando camisetas y souvenires del musical y no había notado que ya el intermedio habia terminado. Solo quedábamos en medio del inmenso pasillo el viejo, abandonado por las serpientes venenosas, que se hacían llamar sus familiares y yo.

1 comentario:

Adal dijo...

Pongo puente autopista expreso entre Jurutungo City y Babia. Sin peaje, por supuesto. (Y no es porque estamos en elecciones.) Que buena sorpresa.