por Sonia M. Rosa-Vélez
La multitud de chicos y chicas taínos corrían a esconderse en la selva. Nunca habían visto cosa semejante. Estas jutías gigantes y peludas eran algo nuevo en el entorno caribeño. Los españoles se reían a carcajadas al ver a los muchachitos desnudos correr despavoridos. Alguien dijo sin pensarlo dos veces: -Las vacas están locas. Todos seguían riendo mientras dos o tres de ellos agitaban a las bestias mientras gritaban: Las vacas locas, las vacas locas. Los jóvenes taínos también vocalizaban las nuevas palabras, las palabras que nunca habían escuchado sus oídos: Las-va-cas lo-cas-las-va-cas-lo-cas.
jueves, junio 05, 2008
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