(Cuento)
por Sonia M. Rosa-Vélez
Estaban todos corriendo como una banda de locos.
Otros de ellos se dejaban rascar por manos incansables que les hacían cosquillas en aquellos lugares especiales.
Algunos de ellos dormían a pata suelta a pesar de que otros aullaban a la luna como lobos barítonos y tenores.
Otros eran indiscretos y perseguían a unas ardillas que parecían gimnastas olímpicas.
Esa es una tierra de libertad total, puedes hacer lo que desees.
El letrero en la entrada leía: -“No hay cadenas, ni castigos, ni comandos que obedecer"-.
Bienvenidos a “Dog Heaven”
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