lunes, mayo 19, 2008

Tsunami

por Sonia M.Rosa-Vélez

Una epidemia de sombras,
sobredosis de dolor.
Terremoto que destruye,
que sacude sin parar la tierra,
mi tierra.
Qué antes había sido, tierra fructífera de todos,
terra callada,
terra habitada
por mi y los mios que ahora solo sufren, lloran,
gimen constantemente, ante la magnitud del tsunami
que nos arrasa,
el tsunami que nos ahoga,
el tsunami poderoso y atrevido, que llegó a arroparlo todo
con la fuerza de su nombre y apellido:
CANCER MALDITO.

Calentamiento


Por Sonia M. Rosa-Vélez


Llegará la muerte por calentamiento,
este no será un proceso lento.

Calentamiento físico, calentamiento individual,
Calentamiento colectivo, calentamiento global,
Calentamiento masivo, calentamiento nuclear.

Un calentamiento
Muchos calentamientos
Escribirán nuestro final.

Fango

por Sonia M.Rosa-Vélez

Comenzó la lluvia a hacerme fango,
Y no soy de las que huye,
Y me hice fango,
Fango rojo,
Fango hermoso,
Fango fuerte del que
nadie destruye.

Testamento

Por Sonia M. Rosa-Vélez


Cuando yo muera ve y siembra un árbol,
planta semillas en mi panteón,
escribe un verso que nadie entienda,
y dile al mundo que te di amor.
Cuando yo muera no sufras mucho,
recuerda yo seré tu inspiración,
y cuando por fin te encuentres solo,
tú podrás escribir una canción.
Cuando yo muera guarda un retrato
de la novia que te dijo si...,
un seis de enero, vestida en blanco,
mientras temblaba pegadita a tí.
Cuando yo muera, dile mi nombre...,
enséñale que de verdad le amé.
Dile a mi hijo que es ángel único,
y que mi vida transformada fue
en el momento que lo vi nacer.
Cuando yo muera sigue viviendo,
cuando yo muera guárdame un beso,
cundo yo muera busca una estrella,
cuando yo muera
dale tu amor a una mujer bautizada de emoción,
que te cobije y te dé calor.
Cuando yo muera guárdame un rincón,
porqué yo fuí tu primera pasión.

Nana del abuelo

por Sonia M. Rosa-Vélez

Véngase aquí bien cerca muchachito,
porque Ud. muy bien sabe que es mi favorito,
que es siempre y será en mi corazón,
favorito al que daré
mi devoción.

Escuché pues esta profesión de fe,
nunca a mis hijos
le he dicho lo que a Ud.
Que es hermoso este amor que le profeso...
Que quiero que me quiera pues soy viejo.
Que tomado de mi mano camine por ahí,
sintiendo del amor que nadie me dio a mí.

Empuja

Por Sonia M. Rosa-Vélez



La palabra clave
la palabra fiel
siempre será empuja,
para la mujer.

Empuja en la vida,
para proteger a la criaturita
que ya empujaste
para que naciera una y otra vez...

Empuja a ese hombre,
es un peso muerto,
pero bien, mijita que le vas a hacer,
tienes que empujarlo
rumbo al bien, al éxito, lejos de la otra
cerca de tus hijos.

Empuja que empuja,
para que trabaje, para que te ame,
para que te hable,
lo que nadie sabe
como hay que subir a empujones limpios
un cuerpo que frío muy en las mañanas,
te duele vestir.

Y haces a empujones el café diario,
te pones tacones,
te pintas los labios,
y sacas a todos para su quehacer.

Puros empujones
para ser mujer.

viernes, mayo 02, 2008

El Viejo

por Sonia M. Rosa-Vélez

El musical estaba a punto de comenzar. Yo estaba sentada en la última fila donde podía tener visión amplia, sin que nadie molestara mi visibilidad o se estuviera moviendo. Ellas llegaron empujando la silla de ruedas del anciano jorobado que apenas se sostenía sentado. Lo aparcaron en el pasillo, a mi lado. Yo pensaba que se iban a sentar por la inmediaciones cercanas al viejo, pero lo aparacaron, como quien deja un carro chocado en una esquina, y procedieron a sentarse bien lejos. El anciano tenia una mochila pequeña y comenzó a sacar cosas de ellas. Tenía una colección de cómics de esos que salen en el períodico nítidamente recortadas y las trataba de leer, mientras sus manos temblaban, en la luz tenue del auditorio. Yo lo miré por unos segundos, pero luego me distraje con los preparativos finales que tomaban lugar a último minuto para que el musical estuviera listo. Le hacían pruebas a los micrófonos que todavía chillaban y pegaban con cinta adhesiva cables aquí y allá.

Una mujer, percudida, apurada y convoz de fumadora se acercó a la silla de ruedas y le dijo al viejo:-"Papá necesito que firmes estos documentos ahora". Mientras rápidamente le ponía un bolígrafo en la mano a él y se viraba en mi dirección.
-"Señora"- me dijo en tono de orden militar.-"Necesito que firme este documento como testigo de esta transacción". La mujer me tiró el papel casi en la cara y yo leí por encimita algo de una venta de una propiedad. El pobre viejo no sabía ni donde estaba, la mujer le dirigía la mano para que firmara, y yo yo la miré con odio , le extendí el papel de vuelta y le dije: -" No"- Ella me miró con asombro mientras mascullaba algo de necesidad de testigos, notarios públicos y otras tantas cosas que me parecieron incoherentes.


El viejo durmió casi toda la obra. Yo no pude disfrutarla pensando en que el pobre viejo se iba a caer de la silla. LLegó el intermedio y otra mujer cincuentona vino a buscar al anciano. Yo me distraje comprando camisetas y souvenires del musical y no había notado que ya el intermedio habia terminado. Solo quedábamos en medio del inmenso pasillo el viejo, abandonado por las serpientes venenosas, que se hacían llamar sus familiares y yo.